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| Entrada principal de la alhóndiga en la noche blanca |
Se inauguró allá por el año 1879 de la mano del arquitecto bilbaíno Ricardo Bastida, cuya réplica de su despacho se encuentra en la 2° planta del edificio actual.
La Alhóndiga que es así como se conocía, fue una bodega de vinos donde trabajaban hasta 600 personas en todo el edificio. El vino procedente, en su mayoría de la Rioja, llegaba a Bilbao en tren hasta la estación de Amezola donde era recogido por camionetas y llevado al almacén ubicado en el sótano, después se almacenaba en cubas de madera, acero inoxidable y fibra de vidrio.
En la planta principal se ubicaban los muelles de carga, las básculas y las oficinas de arbitrias. En la 1° planta se encontraban los depósitos de los vinateros a los que se podía llegar mediante 8 montacargas hidráulicos y en la última planta se encontraban los almacenes de licores, aceitunas y aceite.
Se trabajaba de 8 de la mañana a 8 de la tarde hasta que las actividades llegaron a su fin en 1977 siendo sustituida por un almacén en Gaztelondo como nueva alhóndiga de Bilbao.
El 21 de mayo 1919 un terrible incendio que duró 4 dias asoló el edificio provocando cuantiosas pérdidas y la muerte de un bombero a consecuencia del desplome de barios trozos de hormigón. Se trasladó provisionalmente el material que se pudo salvar a los bajos de la escuela de Berástegui y a la de General Concha.
En 2001 y de la mano del arquitecto Philippe Starck se empezaron las obras de renovación del edificio, para convertirlo finalmente en el aña 2010 en lo que actualmente conocemos. Un centro socio cultural, que en sus 43.000 metros cuadrados cuenta con salas de cine, piscinas, auditorio, biblioteca, sala de exposiciones, gimnasio, tiendas, restaurantes y como curiosidad, las 43 columnas del piso principal que simbolizan diferentes países.
Y finalmente el 16 de marzo del 2015 se le cambio el nombre por el que actualmente conocemos en homenaje al alcalde de nuestra ciudad Iñaki Azkuna, después de su fallecimiento.
Y hablando de la Alhóndiga, pasamos a recordar la plaza de Arriquibar. Antes era una rotonda que estaba situada justo donde esta ahora la fuente pero con carretera a su alrededor. Mi padre me ha comentado alguna vez que hace años en uno de los bancos de la plaza había una señora que tejía y tejía y que llevaba puesto sombreros de lana de colores. Le llamaban la Loca de Arriquibar. Dicen que era una señora que estuvo enamorada de un dependiente de una tienda de ultramarinos, pero que al final su amado se casó con otra mujer. Ella dejó su trabajo y se puso a tejer sentada en un banco enfrente de la tienda de ultramarinos de su amado. Hiciera frío o calor ahí estaba ella, esperando que algún día su amado volviera a ella...
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Y finalmente el 16 de marzo del 2015 se le cambio el nombre por el que actualmente conocemos en homenaje al alcalde de nuestra ciudad Iñaki Azkuna, después de su fallecimiento.
Y hablando de la Alhóndiga, pasamos a recordar la plaza de Arriquibar. Antes era una rotonda que estaba situada justo donde esta ahora la fuente pero con carretera a su alrededor. Mi padre me ha comentado alguna vez que hace años en uno de los bancos de la plaza había una señora que tejía y tejía y que llevaba puesto sombreros de lana de colores. Le llamaban la Loca de Arriquibar. Dicen que era una señora que estuvo enamorada de un dependiente de una tienda de ultramarinos, pero que al final su amado se casó con otra mujer. Ella dejó su trabajo y se puso a tejer sentada en un banco enfrente de la tienda de ultramarinos de su amado. Hiciera frío o calor ahí estaba ella, esperando que algún día su amado volviera a ella...
Una bonita historia de las que hacen que Bilbao sea siempre muy interesante.
Hasta otra Bilbokeros.
Hasta otra Bilbokeros.
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